Caminaba por las calles del centro de Madrid, me detuve y busqué una moneda en mi bolsillo, la miré fijamente y decidí con un golpe de pulgar buscar la suerte que antes me había sido esquiva. En esta ocasión no salió cruz, así que debía entender que algo estaba cambiando. Vino a mi mente la imagen de aquel jugador de baloncesto que sale desde el banquillo y encesta cada balón que le llega, como si hubiera sido tocado por una varita mágica después de tanto esfuerzo en los entrenamientos durante todo el año.
Compañeros y amigos, no dejaban de repetirme estás on fire, estás enrachado, y yo ajeno a todas esas muestras de cariño y palmadas en la espalda canturreaba a uno de los grandes, al jefe, pero sabiendo que en esta ocasión la banda sonora de este momento tenía otro intérprete, así que volví a meter la mano en el bolsillo y proseguí mi camino agarrando la moneda.
2 comentarios:
(Me sé de uno que va a tener que recuperar la comprobación de palabra).
Hey, siento que no pudieras ver a Collins en concierto (porque estuvimos tomando cubatas contigo a la vez). Este finde no me pasaré por ahí, estoy en Murcia.
¡Nos vemos!
OLI I7O
Publicar un comentario