Está bien eso de quedar y echarse unas risas con los amigos, pero os puedo asegurar que sienta mejor si las risas las provoca un especialista y decides pasar la tarde-noche del sábado viendo a uno en directo.
A mitad de camino entre Embajadores y Puerta de Toledo se encuentra la plaza de las artes, no es ninguna plaza sino el nombre del espacio cultural, como ellos mismos se definen y ese era el sitio elegido para la actuación. Restaurante, pub, galería de arte y sala de espectáculos todo en uno ofrecen todo lo que se necesita para pasar un sábado diferente.
Con las entradas en la mano preferimos visitar algun bar de la zona aunque el olor que desprendía el restaurante invitaba a tomar asiento en alguna de las mesas, así que revisando su programación seguramente busque un espectáculo de ilusionismo para comprobar la magia de sus platos.
Tras la advertencia de llegar pronto para evitar alguna que otra columna molesta, recordando mi columna favorita del búho real, conseguimos un asiento en tercera fila desde la que pudimos ver durante algo más de una hora la propuesta de Agustín Jiménez.
Dos monólogos, el primero para explicar las fuentes de las que beben los que se dedican a hacer monólogos y los puntos fundamentales de un buen monologuista ilustrando su exposición con el cuento de caperucita roja.
Después de un breve descanso en el que poder relajar los músculos del estómago duramente castigados, iniciamos el viaje con destino Italia. En la sala se encuentra un chico de Turin y otro de Alcorcón a los que advierte antes de iniciar sus reflexiones sobre este pais. Poco a poco recorre paises europeos, viaja hasta Estados Unidos, baja hasta colombia para finalizar otra media hora de carcajadas en España haciendo parada en Madrid, Toledo y la vecina Portugal.
Con el tiempo justo para un último chiste entre aplausos despedimos todas las muecas, imitaciones y chascarrillos que nos regaló Agustín y que a buen seguro harán repetir la experiencia.
Quizás el único pero a su actuación sea que los monólogos que suele contar son casi siempre repetidos, pero aún así creo que merece la pena.
Yo os dejo por aquí el monólogo del viaje en una actuación del club de la comedia para que os hagáis una idea.
A mitad de camino entre Embajadores y Puerta de Toledo se encuentra la plaza de las artes, no es ninguna plaza sino el nombre del espacio cultural, como ellos mismos se definen y ese era el sitio elegido para la actuación. Restaurante, pub, galería de arte y sala de espectáculos todo en uno ofrecen todo lo que se necesita para pasar un sábado diferente.
Con las entradas en la mano preferimos visitar algun bar de la zona aunque el olor que desprendía el restaurante invitaba a tomar asiento en alguna de las mesas, así que revisando su programación seguramente busque un espectáculo de ilusionismo para comprobar la magia de sus platos.
Tras la advertencia de llegar pronto para evitar alguna que otra columna molesta, recordando mi columna favorita del búho real, conseguimos un asiento en tercera fila desde la que pudimos ver durante algo más de una hora la propuesta de Agustín Jiménez.
Dos monólogos, el primero para explicar las fuentes de las que beben los que se dedican a hacer monólogos y los puntos fundamentales de un buen monologuista ilustrando su exposición con el cuento de caperucita roja.
Después de un breve descanso en el que poder relajar los músculos del estómago duramente castigados, iniciamos el viaje con destino Italia. En la sala se encuentra un chico de Turin y otro de Alcorcón a los que advierte antes de iniciar sus reflexiones sobre este pais. Poco a poco recorre paises europeos, viaja hasta Estados Unidos, baja hasta colombia para finalizar otra media hora de carcajadas en España haciendo parada en Madrid, Toledo y la vecina Portugal.
Con el tiempo justo para un último chiste entre aplausos despedimos todas las muecas, imitaciones y chascarrillos que nos regaló Agustín y que a buen seguro harán repetir la experiencia.
Quizás el único pero a su actuación sea que los monólogos que suele contar son casi siempre repetidos, pero aún así creo que merece la pena.
Yo os dejo por aquí el monólogo del viaje en una actuación del club de la comedia para que os hagáis una idea.
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