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Siempre hay un plan b

¿Por qué ir a Logroño? Porque no hay playa ni hay montaña. En definitiva, ¿y por qué no?. Esa fue una de las lapidarias frases con las que se inició la aventura del puente de la almudena. Más tarde nos contestarían que Logroño no tiene playa como Madrid, pero que en su caso ellos sí tienen carteles que la indican...
Igualmente sabíamos que esta bella tierra nos recibiría con buen vino y mejores viandas. Logroño no defraudó a nadie, hubo de todo y de todo bueno. Quizás faltó un poco de turismo por la zona, pero peor hubiera sido ir a Logroño y dejarse un bar por conocer, y eso puedo afirmar que no sucedió.

Logroño es una ciudad pequeña, hace poco tiempo que incluso podía decirse que era un pueblo grande con las ventajas que esto conlleva. Durante 3 días pudimos olvidarnos de taxis, de tráfico, apenas vimos el autobús en el que llegamos y dando un paseo podemos llegar a cualquier sitio.
Todo no iba a ser bueno en Logroño y por poner un pero además de los inconvenientes inherentes a la denominación de ciudad pequeña destacaría el sistema de horarios que tienen. Me explico, nuestro autobús llegó a las 15:00, fuimos hacia la pensión, dejamos las maletas y a las 15:40 estábamos en el centro de Logroño en su famosa calle Laurel, centro neurálgico del maravilloso mundo del cañeo. Pues bien, ¡todos los bares estaban cerrados! Tan sólo el Bar Torrecilla, acogió a unos sedientos y hambrientos madrileños y sacó los últimos pinchos que reposaban sobre su barra. Era hora del café. En Logroño hay un par de cafeterías muy recomendables aunque el vino me impide recordar ahora mismo sus nombres para mencionarlas.

Un paseo por la plaza del mercado, visita a su concatedral, incluso tiempo para un pequeño sueñecito y ducha para preparar la noche riojana fue la opción decidida para realizar la toma de contacto con la ciudad y con sus inagotables tiendas de chuches!!
La zona de bares volvía a reactivarse sobre las 7 de la tarde pero nuestros horarios de capital nos hicieron acudir en plena ebullición de la calle laurel.
La calle Laurel, y sus aledañas son un cúmulo de bares donde los más variados pinchos acompañan los vinos y cortos. Cada bar tiene su especialidad, su encanto, sus precios. Un fondo común antes de empezar y… empezaba la versión riojana del conocido Paris-Dakar de Santiago de Compostela.

En nuestro caso nuestro recorrido comenzaba en el Plan B, un sitio elegante donde tomar foie con pedro ximenez fundamental para iniciar la andadura. Fundamental igualmente probar los champiñones del Soriano, triple champiñón coronado con una gamba que también se puede degustar en el Bar Ángel. Es hora de llenar un poco más el estómago ya que con esas dos tapas el vino puede que haga efecto mucho antes de lo esperado así que llegamos a la taberna del pato, para mi uno de los mejores sino el mejor de todos los que visité en el que puedes comer una hamburguesita, un txangurrito, unas puntillitas de calamar...mmm, se me hace la boca agua sólo de recordarlo.
Seguimos con ganas de conocer más la zona así que ahora toca ponerse las botas con unas zapatillas, rebanadas de pan con tomate y jamón serrano riquísimas. Si preferimos no comer tanto podemos pedir una suela que tan sólo lleva una rebanada de pan en lugar de las 2 de las zapatillas, curiosos nombres cuanto menos..
Para los tradicionales podemos encontrar raciones de bravas, de sepia, de pulpo pero eso suponía estancarnos en un bar y nosotros queríamos conocer todosssss, así que a por las pelotillas picantes del Bar Charly!
Creo que a estas alturas ya tenemos el buche lleno y el hígado empieza a dar golpes para cambiar de tercio harto de tanto vino o cortos (de cerveza), así que un caldito casero y a por las copas. En casi todos los bares podemos encontrar caldo casero a cual más rico.
¿Dónde seguir la juerga? En Logroño es fácil porque todo el mundo se mueve al mismo ritmo, las calles del centro que hace unos minutos estaban llenas ahora quedan desiertas y la gente marcha hacia la Plaza del Mercado, o hacia alguna cafetería. Los pubs recogen las mesas y la barra de pinchos y ponen música, nosotros fuimos al Bonsai y de allí no nos movimos. La gente copea hasta marchar a la discoteca, por lo general a Concept. Yo personalmente no lo recomiendo pero sobre gustos no hay nada escrito. Quizás con los pubs y retirándome a las 3:30 ya tengo suficiente juerga, eso si no existiera un sitio como Sarao, al que seguramente volvamos en futuras visitas. (Sarao=La Boite del Pintor de Madrid)

Poco más que decir de mi viaje a Logroño, con las maletas preparadas y esperando a que se acercara la hora de marchar hacia la estación decidimos terminar nuestro recorrido donde lo empezamos, en el Plan B. Un rico café despedía el viaje y ante la pregunta a la camarera ¿Qué haremos mañana si cerráis los lunes? Ésta tajante contestaba:

No olvidéis que siempre hay un plan B.

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