Cinco minutos

Malacostumbrado a mi vida ministerial llevo unos días que no paro, atrás quedan los días de tranquilidad y vida ociosa que ahora he empezado a cambiar por preocupaciones, papeleos y ajetreos.
Con una rodilla que ha conseguido que no necesite encender la televisión en espera de la previsión metereológica estoy haciendo gestiones por medio Madrid. La vida es eterna en cinco minutos decía Aute, y a mí la eternidad me parece muy corta, necesito más de cinco minutos. Cinco minutos como los de La fuga, cinco minutos más como los de calamaro...
No sé dónde acabarán mis huesos, mi rodilla, y mi querido blog, pero espero sacar tiempo para todo ya que os he tenido un poco abandonados.
Como me he dicho más de una vez, "si no lo hago ahora no lo haré nunca" y espero que la suerte de los lagartos me acompañe en esta aventura que voy a iniciar.
Hasta aquí puedo escribir. Un saludillo