No corren tiempos en los que la ayuda al que tienes al lado sea el pan de cada día, y menos en ciudades en las que todo va demasiado deprisa. La mayoría de las veces te quedas sólo para resolver los problemas que te puedan surgir.
Debido a esto suele aparecer cada vez más a menudo el homo malacostumbradopitecus, malacostumbrado a pedir ayuda una vez tras otra y desaparecer largas temporadas cuando puede ser requerido de algún favor, aunque nadie está libre de evolucionar o involucionar hacia esta especie, según se mire.
Espero que todos vosotros sigáis enchufados por aquí a pesar de mi mala bombilla que muchas veces no logra dar toda la luz que quisiera.
Ténme fe, cree en mí, aunque no me veas, que volveré por ti...
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