Contó su abuela en una ocasión que su primera palabra fue mandarina, un chaval de vallecas único donde los haya decidió romper su silencio de esta forma. Bastantes años después y sin guardar relación alguna con esta pequeña anécdota me dirigí, aprovechando un sábado sin tener que trabajar, a ver el concierto de un amigo.
Es un grupo que no defrauda en el directo y que sin embargo por varios motivos no terminan de arrancar. Con un renovado nombre, dejando atrás un factor x muy diferente al que hoy nos hacen ver por televisión se presentan como Flacomondo con una propuesta de poprock con toques de funk...o eso dicen. La verdad es que a mí me gustan y hacía mucho que no les escuchaba, suficiente pues para tomar una copa tranquila en un sitio agradable.
El concierto no iba a extenderse mucho ya que compartían escenario con ¡“El niño mandarina”!, un grupo vallecano el cual no tardó en repartir ... mandarinas y canciones con un público entregado con los primeros acordes.
De este sábado me quedo con bastante música por escuchar, con canciones para malacostumbrar y con ganas de regresar pronto a esas salas en las que descubres trocitos de canciones que se te repiten una y otra vez.
Espero que el proyecto musical de mi amigo Jorge, en solitario (batería de flacomondo) pueda pronto ocupar una entrada en este y otros muchos blogs.
Y el viernes llegan las tortugas...
(Queda pendiente editar esta entrada añadiendo archivos de musica y alguna que otra foto)
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